Hacedor de maravillas
Dios comienza a suplir todas nuestras necesidades una por una.
Este esposo hace maravillas que antes yo desconocía que el podía hacer.
Dice la palabra de Dios que el se encargara de todas nuestras necesidades, sin embargo en nuestra humanidad, tenemos la tendencia de tratar de ayudar a Dios.

A nivel nacional estamos pasando una crisis economica y es en estos momentos difíciles económicamente que me pregunto, cual debe ser mi actitud.

Veo muchas familias en donde esta situación ha llevado a uno de los padres a trabajar un segundo trabajo tratando de solucionar la situación y dar a su familia un ingreso adicional para poder suplir para otras necesidades. Aunque parece una forma de resolver el problema, tiempo después veo que se encuentran en la misma situación. Y con trabajos adicionales entonces no solo el dinero escasea en las familias sino que ahora han descuidado sus hijos, sus hogares, sus familias y se ven en una situación peor que cuando se comprometieron a tener dos trabajos.

Yo trabaje dos trabajos durante los tres primeros meses del año por 5 años. Creía que ese ingreso era lo que necesitaba para poder darle a mi familia algo que con un solo trabajo nunca hubiese podido pagar.

Trabajaba 12 y 13 horas al día por tres meses. Y al finalizar tomaba este dinero sobrante para ir con mi hija y mi madre a vacaciones. Vacaciones que no hubiese podido pagar sin ese trabajo extra. Ese fue mi pensamiento por mucho tiempo. Sin embargo no podía ver el vació que quedaba en la vida de mi hija y mi madre en esos días de largo trabajar. Ni siquiera las semanas de vacaciones que tomábamos podía llenar este vació que había causado mi ausencia parcial en mi familia por esos tres meses.

Por otro lado al terminar esta época de dos trabajos mi cuerpo y mi mente estaban tan agotados que tardaba de tres a seis meses para recuperarme completamente. Esa semana de vacaciones no era suficiente para balancear los tres meses de doble trabajo.

Fue entonces cuando pensé, cuando me case y encuentre un buen esposo no tendré que trabajar tanto y las cargas de pago de casa y otros gastos adicionales serán cubiertos por mi esposo. Ahora estoy felizmente casada con el más precioso hombre. También mi esposo tiene un ingreso. Y que crees? Todavía no alcanza el dinero.

Tuve que recapacitar por un momento y ver hacia donde estaba dirigida mi vista, hacia el hombre o hacia Dios. Estaba confiando en el hombre para que me diera todo lo que yo necesitaba o estaba confiando en Dios.

Hacia donde debería estar mi mirada? Maldito el hombre que confía en el hombre. Quería confiar solo en Dios, y sin embargo estaba confiando en el hombre que Dios me había dado. El hombre no esta supliendo todas mis necesidades pensé. Pero acaso es deber del hombre suplir mis necesidades. Cuando aprendí que Dios era mi esposo, aprendí también que el seria mi proveedor, entonces por que ahora Dios no es el proveedor al igual que cuando estuve solo, seria acaso por que había desplazado a Dios de ese lugar y estaba dejando que mi amado esposo tomara la posición de Dios.

Por eso es hermoso recordar la palabra de Dios en todo tiempo y que sus mandamientos se atesoren en nuestros corazones. Filipenses 4:19 dice “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Debemos aprender a apropiarnos de cada promesa que sea para nosotros, para nuestras familias, para nuestros hijos e hijas. Declarar prosperidad, declarar cielos abiertos, declarar que Dios es nuestro esposo y por ello suplirá todas las necesidades. Todavía no conozco la primera persona que haya reclamado esas promesas y Dios no haya proveído para su familia.

Dios quien ha prometido suplir para todas nuestras necesidades no se va a quedar sin cumplir esa promesa, lo que pasa es que a veces nosotros los seres humanos, carecemos de fe. Y somos impacientes. Nuestra fe no es ni siquiera como la de un granito de mostaza. Muchas veces declaramos esta palabra, hablamos palabra de prosperidad para nuestras vidas y queremos ver los resultados inmediatamente. Queremos que después de nuestra oración tan pronto abramos nuestros ojos, allí mismo estén todas las riquezas de Cristo. Allí mismo veamos la prosperidad económica.

Atrevete a creerle a Dios y veras como El hace grandes maravillas en tu vida, pues El no solo es tu proveedor, es tu hacerdor y por eso conoce bien de lo que tu careces y esta dispuesto a dartelo si tu se lo permites.

Judith

No hay comentarios.: