MUJER PROVERBIOS 31 - PRINCIPIO 7

Dos eventos en mi niñez sembraron la semilla de este principio en mi corazón.

Primero crecí cerca de un bario donde vivían un montón de gente pobrísima. Casi nunca pasaba el día que alguien no viniera a la casa pidiendo limosna. Muchas mañanas nos levantábamos a ver pequeños durmiendo en la entrada de nuestra casa. Allí había un lugarcito escondido de la calle, donde se podía encontrar descanso y seguridad. ¡Hoy día ni me puedo imaginar la vida de los niños que no tienen una cama, ni una almohada en donde poner su cabecita!

Lo segundo que me impresionó fue la llegada de dos maestros a mi escuela. Ellos vieron la necesidad de la gente en el bario y empezaron una pequeña escuela dentro del colegio al cual asistía. Tres tardes por la semana invitamos a los niños del bario a venir al colegio para aprender cómo escribir, leer, y practicar las matemáticas.

Desde ese tiempo, cuando era niña, no me ha faltado el tener un plan y practicar lo que Jesús nos invito a hacer cuando Él dijo:





“El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió para dar buenas noticias a los pobres. Dios me envió para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para decir: -¡Este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!” (Lucas 4:18)

Aquí leemos que Jesús vino para cambiar vidas.

Cuando leo esto yo sé que Jesús no solamente está hablando de prisioneros en la cárcel, Él nos decía que cualquier prisionero, sea prisionero del sistema

--político que no deja que los pobres sean educados para conseguir trabajo,
--tradicional que no suelta a mujeres de de la casa para que sostengan a sus hijos, o
--moral del los jóvenes que han visto la esperanza volar porque lo único que pueden hacer para comer es vender drogas o robar y matar.

El principio siete dice que la mujer de Proverbios 31
“comparte el amor de Cristo y extiende sus manos en ayuda a otros miembros de su comunidad.”

La realidad es que no puedo cambiar el mundo, pero yo si puedo cambiar un corazón. ¿Cómo lo hago?

Dios me ha creado con una pasión para entregarles a madres jóvenes recursos de cómo ser una buena mama. También Dios me ha puesto una pasión para educar a los niños. Por eso visito el centro de embarazo donde doy clases de cómo ser una buena mama. Durante este tiempo conozco a las madres, les ayudo con su ingles. Hablamos de las Buenas Nuevas y el plan que tiene Dios para nuestras vidas. Unas me han dicho que se sienten prisioneras en su casa porque es difícil salir con muchos niños. Hablamos de cómo se pueden reunir con otras mujeres de su apartamento, pasear en el parque juntas, ir a la biblioteca, o a la iglesia para conocer más de la Biblia y el Padre Santo que nos ama. Las mujeres me dicen que no se creen educadas y por eso se sienten “ciegas”.

Y me pregunto, ¿Cómo puedo abrir los ojos de gente que siempre parece que son los maltratados? Pues, les muestro los recursos que hay para entrenar para estudiar y aprender y ojala un día trabajar y salir de su “esclavitud.”
Las últimas palabras de Jesús fueron estas:


“Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos». (Mateo 28:18-20)


Él nos ha dado un mandato- “enseñen… a obedecer todos los mandatos que les he dado.” Para mí, el primer paso es “compartir el amor de Cristo y extender mis manos en ayuda a otros miembros de mi comunidad.”

Ojalá cuando mis vecinos vean el amor de Cristo en mi, tengan el deseo de conocer más del Hombre divino quien se sacrificó para darme vida eterna.

Y tú, amiga, ¿cómo vas a obedecer el mandato que Jesús te ha dado?

Ve, cambie el mundo corazón por corazón.


Derechos reservados ©Van Walton 2011

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