MUJER PROVERBIOS 31 - PRINCIPIO 5

Contribuye al bienestar financiero de su hogar, administrando fielmente el dinero y tiempo que Dios le ha confiado.


¿Sabías que Dios tiene un tremendo sentido del humor?


¡Es cierto! Y ahora yo me estoy riendo con Él, pues me parece muy gracioso que me haya tocado a mí – ¡a mí! – platicar con ustedes sobre el Principio #5 de la Mujer de Proverbios 31, un principio que tiene que ver con el trabajo y con la administración del tiempo y de las finanzas del hogar.


A mis cuarenta y tantos años de edad, creo que puedo compartir con ustedes un par de cosas – cosas que he aprendido, más que todo, a través de los errores que mi esposo Ron y yo hemos cometido durante nuestro matrimonio.


Cuando yo me casé, sabía muy poco sobre la administración tanto del tiempo como del dinero. Como típica muchacha latinoamericana, salí directamente de la casa de mis padres al hogar que empecé a compartir con mi querido esposo después de casarnos.


Mi papá fue un buen proveedor, pero no supo enseñar a sus hijos como administrar el dinero. Lo que sí hizo muy bien fue darnos un buen ejemplo, pues él siempre ha sido muy trabajador y ordenado con sus gastos.


Mi esposo también es muy responsable y trabajador, y él se encargó de manejar nuestro dinero hasta que su trabajo le impidió dedicarle el tiempo necesario. ¡Y allí entré yo a la escena! Creyendo ingenuamente que manejar las finanzas consistía simplemente en enviar cheques por correo.


Ahora que yo contaba con total acceso a nuestro dinero, más la confianza de mi pobre esposo, en tan sólo un par de años logré eficazmente hundirnos en la fosa profunda de las deudas.


Cuando mi esposo al fin descubrió nuestra precaria situación, retomó las riendas de nuestras finanzas y yo tuve que humillarme y pedirle perdón tanto a él como al Señor por mi irresponsabilidad.


Ron y yo comprendimos que habíamos cometido varios errores – el primordial: no reconocer que la administración y decisiones financieras deben hacerse en pareja y buscando la dirección y sabiduría divinas.


Como parte de nuestro plan de “recuperación” yo empecé a trabajar como traductora y luego como intérprete. Mi regreso al trabajo fuera del hogar me obligó también a aprender a administrar mi tiempo con eficiencia.


Con mucho amor y paciencia, el Señor me mostró que, así como con el dinero, el manejo eficaz del tiempo depende de dos principios básicos: La oración y la planificación.


Cuando busco la voluntad de mi Dios, Él me revela la forma en que debo utilizar y priorizar mi tiempo y mis recursos, y además me revela la motivación de mi corazón.


¿Qué es lo que busco por medio de mi trabajo o la forma en que gasto mi dinero o a lo que dedico mi tiempo? ¿Busco la aceptación o admiración de otros? ¿O la gloria de Dios y el esparcimiento de Su Reino?


Espero que ustedes también – amadas amigas – utilicen estas últimas preguntas para evaluar la forma en que hacen uso de su tiempo, su dinero y su trabajo – tanto dentro como fuera del hogar.


Y es mi oración que, como de la mujer virtuosa, un día se diga de ustedes: “Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Ella le es fuente de bien, no de mal,

© 2011 de Ana Stine

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