Principio 7 - Parte 2

Un día Jesús estaba sentado, charlando con los discípulos, hablando del reino de Dios y como serán los tiempos cuando Jesús vuelva a llevarnos al cielo con Él.


Usando muchos cuentos Jesús les enseñó del futuro y les aconsejó que estén listos para ese día.


En Mateo 25 Jesús pintó un dibujo del momento cuando el entrará nuestro mundo otra vez. Lea Sus palabras:



“Cuando el Hijo del Hombre (el decir Jesús) venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

  »Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”.

 »Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”.

 »Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”.

»Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios! Pues tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de beber. Fui extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y no me dieron ropa. Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”.

  »Entonces ellos responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o desnudo o enfermo o en prisión y no te ayudamos?”.

»Y él responderá: “Les digo la verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de éstos, mis hermanos, se negaron a ayudarme a mí”.

»Y ellos irán al castigo eterno, pero los justos entrarán en la vida eterna. “ (Mateo 25: 31-46, NTV)

¡WOW! ¡Qué enseñanza tan fuerte! ¿Verdad?

Pues eso fue mi primer sentimiento cuando leí estas palabras por primera vez.

Pero me puse a pensar. La realidad es que Jesús vino al mundo a traer Buenas Noticias. El trajo paz, salud, libertad. Esto lo mostró cuando conoció a la gente en su camino.

También lo mostró cuando explicó que nuestra meta en la vida debe ser la práctica de ayudar a los que no se pueden ayudar. Es decir darles de comer a los que tienen hambre, darles agua a los que tienen sed, invitar a los extranjeros, vestir a los desnudos, cuidar a los enfermos, y visitar a los prisioneros.

¿Has pensado en cómo puedes extender tu mano en ayuda a los invisibles o los maltratados en su comunidad? Hay tantísimas posibilidades en como uno puede compartir el amor de Cristo.

Mira aquí y decide este día dar su mano en ayuda a una persona que lo necesite.

•Lleve ropa o comida a una casa de mujeres maltratadas.

•Visite un colegio y ayude a los niños con su tarea.

•Reunte con unos ancianos.

•Encuentre una cocina donde se regala comida para los pobres y sirva durante cada mes.

•Guarde parte de tu sueldo cada mes y regálelo a un ministerio no lucrativo.

•Pídale al Señor que te muestre alguien quien te necesite. Esté lista para servir.

Amiga, te prometo que no hay honor más grande de la de servir al mundo. Jesús dijo que El vino a servir, no a ser servido, y ¡Él es el Príncipe!

¿Cómo vas a obedecer el reto que Jesús ha puesto ante de ti?


Ve, extiende tu mano.

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