“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Santiago 1: 2-3 (RVR1960)

¿Algún día te has subido en una montaña rusa? ¿Esas que rápidamente te suben bien alto y unos minutos después te llevan rápidamente hasta la parte más baja mientras estas en el aire?

Hoy en día la montaña rusa es una atracción en muchos parques de diversiones y ferias. Es un diseño de un carro o un tren que van sujeto de unos rieles que van en círculos, hacia arriba y hacia abajo.

Personalmente no soy aficionada a ellas, sin embargo un día involuntariamente me subí en una sin saberlo. Comenzamos el viaje en una lugar estable, despacio y de un momento a otro rápidamente subimos hasta el punto más alto, para que el carro girara y comenzara a bajar a su punto medio y en cuestión de segundos encontrarnos nuevamente en las alturas y hacer el mismo recorrido en cuestión de segundos.., segundos que para mi fueron interminables.

Aunque el viaje toma menos de dos minutos en esos 120 segundos pude tener todo tipo de pensamientos, ¿Por qué estoy acá? , ¿Voy a morir hoy? ¿Por qué me deje involucrar en esto? ¿Que pasara con mi hija si yo muero en este viaje? 

En ese momento de incertidumbre de dudas, de miedo, de ansiedad lo único que podía hacer era agarrarme fuertemente de las varillas de seguridad que serian las que me mantendrían a salvo. No podía creer como para algunas personas subirse en eso era tan divertido, esa experiencia fue para mí lo más cercano -que he conocido- a la muerte. ¿Cómo podría causar felicidad y regocijo para otros?

Algunos días siento que mi vida va como en una montaña rusa. Al final de una sema todo esta muy bien, y me siento en la parte más alta de la montaña y a la siguiente semana todo parece estar muy mal, entonces estoy en la parte más baja.

La biblia dice que Jesucristo prometió estar con nosotros todos los días de nuestras vidas, cuando nos va bien y así mismo cuando no nos va tan bien, cuando estamos arriba y cuando estamos abajo.

Al igual que ese día en el parque, en mi vida me encuentro en situaciones en las que no quisiera estar y de las que quisiera salir rápidamente, sin embargo, lo único que puedo hacer es agarrarme fuertemente de la única salida que tengo, aferrarme a las promesas de Dios. Tomarme fuertemente de mi creador, saber que la única seguridad que tengo esta en Jesucristo, que aunque yo me encuentre, en lo creo es la parte más baja, y difícil de la vida, se que Dios puede en cuestión de minutos llevarme a la parte más alta y la más tranquila., si confió en el.

Mi mejor momento del viaje en la montaña rusa, definitivamente, fue el final, saber que finalmente tocaba tierra firme y tener la seguridad que ya no estaría expuesta al sube y baja, vuelta y vuelta.

En medio de las circunstancias, en medio de nuestra montaña rusa, debemos regocijarnos, pues luego de este viaje sabemos que llegaremos a nuestro destino final, que en cada subida y en cada bajada Jesucristo está con nosotros y nunca nos abandonará.

Amado Padre, te doy gracias porque sé que tu estas con migo en todos los días de mi vida, y que cada prueba y cada dificultad que paso en esta vida me acerca más a ti. Padre por favor ayúdame a conocerte mejor mientras tú me acompañas en esta montaña rusa llamada vida. En el nombre de Jesús, Amen.

Judith.

No hay comentarios.: