Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve

Hace pocos días nevó, en esta ciudad. En donde vivimos, no nieva frecuentemente y en el invierno puede nevar dos o máxima tres veces. Pero parece que este invierno ha sido un poco rudo y ya ha nevado dos veces, y parece que nevara más.

El sábado durante la pequeña nevada recordé un pasaje de Isais 1 18 »Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana! ¿Están ustedes dispuestos a obedecer? Si le obedecemos a Dios. El estará dispuesto a transformar nuestros pecados que son más rojos que el escarlata. Lo mas malo, lo mas despreciado y lo mas rojo que podamos tener en nuestra vida. El viene lo limpia y lo volverá tan blanco como la nieve.

Muchos estuvimos un día perdidos, muchos estuvimos llenos de pecados y fueron estos más rojos que el escarlata. Pero cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón el vino y nos limpio con su sangre, como dijo el salmista en Salmos 51:7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

No se tu pero yo quiero permanecer blanca como la nieve. Si tu todavía no has aceptado a Jesucristo como tu señor y redentor. Hazlo y pídele que te limpie que te purifique y te vuelva blanco como la nieve.

Señor Jesús. Se que he pecado contra ti, se que puedo estar como el escarlata y mis pecados muy rojos como la púrpura. Te pido perdón por ellos. Prometo que de hoy en adelante obedeceré tus mandamientos y estaré más atenta a tu voz. Límpiame, purifícame y quedare más blanca que la nieve. Gracias Dios por tu amor y tu misericordia. Amen.

Judith

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